Pequeño comercio y grandes superficies

campaña apoyo comercio proximidad

Campaña de promoción del comercio de proximidad en el barrio

  • La Asociación de Vecin@s, Consumidor@s y Usuari@s del Barrio de Las Fuentes expuso hace años en este documento su postura sobre el comercio de proximidad y la política de grandes superficies


  • La Ciudad y el comercio tradicional

Se puede decir sin temor a equivocarnos que el intercambio de bienes y servicios junto con la defensa común han sido los motivos fundamentales del origen de nuestras ciudades. Las ciudades han sido históricamente mercados en el más puro sentido de la palabra. A lo largo de la historia lo que llamamos “el centro de la ciudad” ha coincidido siempre con el centro comercial, es más, el propio concepto de ciudad es en si mismo un concepto basado en las relaciones sociales, entre las que ocupan un papel fundamental las relaciones comerciales. El comercio es sin duda un importante elemento dinamizador de la ciudad que mantiene los centros como lugares vivos llenos de actividad y de gente. El comercio es fundamental en la tarea de vertebrar la ciudad.

  • Modelo de ciudad

Sin embargo, determinadas políticas han propiciado la progresiva desocupación del centro de la ciudad como área residencial contribuyendo a la degradación de los centro comerciales urbanos tradicionales que se están quedando sin habitantes a los que servir, sin accesibilidad fácil para el publico exterior que se desplaza en coche y sin condiciones de competitividad frente a otros equipamientos comerciales mas modernos. Hemos vaciado nuestros centros de ciudad, sin por ello frenar la especulación ni facilitar el acceso al centro, degradando cada vez mas su papel urbano. Por el contrario hemos urbanizado extensivamente los suburbios con zonas especializadas.

Con ello, la estructura de ciudad como tal corre peligro y con ella su capacidad de relación social y de actividad comunitaria.

La rehabilitación de los centros de ciudad no es una cuestión arquitectónica es un problema sociológico complejo que hay que abordar en toda su extensión, el urbanismo no es la urbanización, es mucho más que eso. El urbanismo no debería ser tampoco esa disciplina administrativa de control del uso del suelo que hemos montado, rebosante de burocracia, sino la ciencia y el arte de hacer la ciudad para el mejor desarrollo de las relaciones sociales.

El comercio mantiene viva la ciudad, pero el comercio para sobrevivir necesita población a la que servir. Un centro de ciudad necesita población residente interna suficiente para permitir la supervivencia de una parte importante de la oferta cotidiana. Es por lo tanto fundamental repoblar los centros urbanos históricos y para ello es necesario establecer políticas urbanísticas realistas para el fomento de la repoblación de los centros de la ciudad. En Zaragoza se habla de unas 30.000 viviendas vacías

En la actualidad muchos centros de ciudad y de barrios antiguos se mueren comercialmente por falta de población, ya que, o se han marginalizado o están prácticamente desertizados por el traslado de la población joven a la periferia. Hay barrios enteros con viviendas grandes vacías u ocupadas por una sola persona de edad avanzada, en los que naturalmente los comercios se mueren.

La despoblación y la proliferación de las grandes superficies hace vislumbrar un escenario comercial de rápida transformación que amenaza la supervivencia del 50% de los establecimientos comerciales del país . El pequeño comercio español ha perdido ya un 45% de su cuota de mercado.

La repoblación del centro urbano exige una mayor flexibilidad en la política de conservación del patrimonio para poder ocupar edificios antiguos con nuevos usos y crear nuevos suelos en el interior de la ciudad y fomentar los usos residenciales. Los planes de reforma interior de los centros urbanos tienen que incorporar además una política de usos comerciales que debe contemplar criterios de merchandising, servicios comunes, peatonalización, accesibilidad para tráfico rodado de vehículos con un sistema adecuado de transferencia al tráfico peatonal con aparcamientos cómodos y suficientes, manteniendo una infraestructura de abastecimientos: carga y descarga.

Lo que está claro es que el modelo de ciudad lo debemos decidir los ciudadanos a través de nuestros representantes políticos y nunca debe dejarse al libre albedrío ni a los intereses y voracidad los grandes especuladores. El libre comercio también debe tener unos límites, aquellos que imponen la protección de las ciudades, a sus cascos históricos, a sus barrios a sus comercios y a los consumidores.

Hay que optar por la inversión en la rehabilitación y la accesibilidad, hace falta voluntad política para la revitalización de los centros de las ciudades.

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  • Grandes superficies y pequeño comercio:

¿Son compatibles? ¿Hay espacio para todos?

Creemos que ambos modelos pueden convivir en sana competencia. Lo verdaderamente preocupante en la relación pequeño comercio-grandes superficies es que uno crezca tanto que acabe por eliminar al otro, algo que puede ocurrir si no se toman las medidas oportunas

Que diferencias podríamos resaltar:

  • Gran superficie

-Ofrecen una amplia gama de productos

-Mejores precios (se aprovechan del menor coste de compra)

-Facilidades de horario (no cierran al medio día y abren los domingos)

-Se aprovechan de la escasez de tiempo de las familias cuyos miembros trabajan a jornada completa, lo que les impide realizar sus compras básicas en los horarios tradicionales del pequeño comercio

-Un exceso en la implantación de nuevas grandes superficies llevará al cierre de mas de 2000 comercios y a la destrucción de 6000 empleos.

-Creación de empleo precario y de baja calidad y en menor medida del que se destruye. Cuando las grandes superficies hablan de creación de empleo se olvidan de dos aspectos importantes: el número de empleos que destruyen y la exigua calidad de los que crean.

-Las grandes superficies están cambiando las costumbres sociales de nuestros ciudadanos de forma negativa. Se debe retomar el gusto por andar por el centro de la ciudad.

Su principal preocupación es el beneficio que luego reinvierten en ¿? Desde luego no en nuestra Comunidad Autónoma.

-Quienes acuden a ellas, gastan por lo general mas de lo que necesitan, gracias a sus especialistas en marketing que ayudan a la creación de “necesidades”

  • Pequeño comercio

  -Proporciona calidad de vida por su proximidad

-Tiene las ventajas del trato personalizado

-Confianza, asesoramiento y calidad

-Mejora permanente de nuestros servicios (formación permanente)

(son todos valores añadidos)

  • Por qué comprar en los pequeños comercios?:
    • Porque son nuestros vecinos.
    • Porque están cerca.
    • Porque las grandes multinacionales suelen mejor paradas por la administración con leyes que ahogan al pequeño comercio.
    • Porque a la hora de fomentar las actividades del barrio (fiestas, luces de Navidad, Cabalgata Reyes) son los primeros en dar soporte y colaborar.
    • Porque nuestro barrio sería muy feo y triste sin los comercios y sus escaparates.
    • Porque en los comercios es donde se mantiene el calor del barrio.
    • Porque en el comercio del barrio encontramos el trato personalizado y la mejor atención y servicio profesional.
    • Porque sin nuestro apoyo muchos comercios tendrán que cerrar.
    • Porque todos queremos un barrio mas humano y mas digno donde vivir.

¿Se puede hablar de libre competencia “entre el pequeño comercio de la esquina” y un grupo multinacional con miles de establecimientos por toda Europa?  El pequeño comercio genera empleos que gozan de estabilidad con remuneraciones dignas y, a jornada completa. Es además una de las armas más útiles para evitar la degradación urbana. Los problemas de congestión disuaden al ciudadano de acudir el centro en beneficio de otros equipamientos periféricos mas lejanos pero mas fluidos y cómodos para el usuario.

El pequeño comercio tiene que implicarse en la dinámica urbana de la ciudad y estar muy relacionado con la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Renovación de los productos, la profesionalización de la gestión y la implicación cultural urbana como potenciar la peatonalización .

La presión fiscal es excesiva para un comercio ya penalizado por la especulación sobre el valor inmobiliario, que pone en peligro el carácter comercial de la zona como ha ocurrido ya en algunas ciudades donde solamente las entidades bancarias y otros negocios de gran rentabilidad han podido soportar los costes inmobiliarios exigidos por el mercado.

Las comisiones bancarias también estrangulan al pequeño.

El pequeño comercio es necesario para la ciudad y las administraciones tienen la obligación de apoyarlo porque sobre él se sustentan muchas economías familiares y porque es una actividad económica que ha generado muchos puestos de trabajo durante mucho tiempo.

Se debe luchar por la implantación de una marca de calidad “CALIDAD DE SERVICIO DE PEQUEÑO COMERCIO” que lo haga más competitivo frente a las grandes superficies comerciales, potenciando sus virtudes, ventajas y excelencias en el servicio. En realidad somos una gran superficie al aire libre en la que “dando un paseo”, puede comprarse de todo y también tomarse un café, cenar o hacer cualquier cosa que se pueda hacer en una gran superficie.

Tan importante resulta que haya comercios de todo tipo como que alrededor haya posibilidades de ocio.

El asociacionismo es necesario para potenciar nuestras reivindicaciones. Los grupos de compra cuyos objetivos son mejorar los márgenes de beneficio de los pequeños comercios que compiten en inferioridad de condiciones con las grandes superficies. Sirven de apoyo a los comerciantes tanto en la gestión de la venta como de la compra, potenciando la imagen de grupo frente a proveedores. Gestionando conjuntamente una serie de servicios genéricos: la publicidad, las promociones, las bolsas, la negociación con la banca, manteniendo la independencia de cada comerciante en su establecimiento. Para luchar por: mejorar la accesibilidad, favorecer la peatonalización, la seguridad y la limpieza.

Ojala, no tengamos que ver en un futuro próximo unas calles desertizadas, iluminada únicamente por las farolas del Ayuntamiento.

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  • Liberalización de horarios:

La liberalización de los horarios comerciales es otro de los factores que pueden influir negativamente sobre la competitividad de los pequeños establecimientos.

En la mayoría de comunidades el máximo permitido de apertura es de 72 horas durante la semana y ocho festivos al año. Mientras que las grandes superficies abren todos los domingos y festivos, solo un 9,9 % de los pequeños comercios lo hace: despachos de pan, comercios de pastelería, bollería prensa o coleccionismo.

Los pequeños comerciantes queremos el domingo para descansar o hacer otras cosas. Apostamos por la flexibilidad y por ampliar nuestros horarios, adaptándolo para que no “expulsen” a los clientes. Pero siempre que sea de Lunes a Sábado. Es ilógico que la liberalización se plantee en el comercio y no en otros sectores como la banca. Tiene que haber una moratoria que permita al pequeño comercio su adaptación a una ampliación e horario, pero no estamos de acuerdo en abrir los Domingos.

Es responsabilidad de los poderes públicos, por la importancia relativa de la distribución comercial en el bienestar de la ciudadanía generar las condiciones precisas para que los pequeños comercios y las grandes superficies puedan competir en igualdad de condiciones. No podemos aceptar la liberalización de los horarios y las ventajas con que compiten las grandes superficies frente a los pequeños comercios.

En realidad, la libertad de horarios comerciales solo puede producir una mayor sobreexplotación de las superficies de mayor tamaño, una pérdida de calidad de vida del pequeño comerciante o autónomo, y puede hacer peligrar buena parte del empleo en el sector. No olvidemos que los pequeños y medianos empresarios y autónomos del sector de la distribución comercial minorista y sus trabajadores suponen en nuestro país más del 80% del empleo del sector.

Liberalizar los horarios comerciales es una medida que favorece la concentración a favor de las grandes cadenas de distribución, y esto no ayuda, precisamente a reducir la inflación. La liberalización de los horarios comerciales no crea empleo ni garantiza una mayor actividad económica. Aún más, aumentar la cuota de las grandes superficies en menoscabo del pequeño comercio afecta a la calidad del empleo porque el de mayor estabilidad en este sector se concentra en las pequeñas y medianas empresas. No se puede aludir al perjuicio que sobre los consumidores podría tener la desregulación horaria porque las encuestas demostraban ya en 1999 que solo el 1,4% de los ciudadanos mostraban malestar por el cierre de los comercios en domingos y festivos, y el 70% declaraba no haber comprado nunca en festivo.

 Seguramente habrá a quien le gustaría pagar sus impuestos al Ayuntamiento o realizar una gestión a la DGA un Domingo por la tarde, pero no hay nadie, o quizás ir al banco un Domingo por la mañana, pero nos encontraremos que tampoco hay nadie.

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